Fútbol. Una tragedia
Propuesta
Fútbol. Una tragedia plantea la hibridación de dos mundos espectaculares: el fútbol y el teatro griego clásico. De esta manera, se buscará retomar el concepto wagneriano de “obra total”, donde un elemento esencial, siguiendo la poética de Aristóteles, como la fábula se vea tensionada y reconfigurada por un uso igualitario de los diversos sistemas que conforman el acontecimiento escénico. Así, el cuerpo, sus acciones y desplazamientos, el uso de la arquitectura propia de la sala de una cancha de futbol 5 o de un potrero, el texto y el campo sonoro, serán la base de la exploración de espacios e imaginarios posibles que vayan más allá de lo escénico reducido a un espacio teatral y cuando no intimista.
En este sentido, se propone el fútbol ya que es un deporte popular presente en todo el mundo y que nuclea y atraviesa diagonalmente múltiples actores sociales, individuales, colectivos e institucionales. A su vez, por este motivo mencionado, puede ser un primer lugar de encuentro y lenguaje común, como lo podría ser la matemática, presente en diversas culturas donde sería interesante partir de las coincidencias para luego encontrar y profundizar en los matices. Esto último, en un sentido dramatúrgico habilita la indagación de los usos del lenguaje y sus argot, pequeños elementos locales que friccionen con el texto clásico universal. Por otra parte, propone un campo fértil y común para indagar sobre las realidades latino e iberoamericanas. Entonces, ¿qué sucede cuando se lo lleva a escena? ¿Cómo es atravesado por otros posibles núcleos temáticos: los vínculos y ejercicios de poder, las problemáticas sociales y otras existenciales, el destino, el azar, los arreglos, las decisiones, los espacios y sus límites (alambres, fosas, campo de juego), etc.? ¿Qué fuerzas canaliza que permitan ver nuestra humanidad reflejada en el acto, qué nos habla de nosotros mismos? ¿Qué miedos, temores, fortalezas, angustias podemos contemplar y extraer? Provocar, entonces, un acontecimiento que nos saque de la cotidianidad y de la superficialidad en la que nosotros y lo espectacular estamos inmersos.
Primeras imágenes y asociaciones
Siguiendo lo planteado anteriormente, se propone entonces, tomar la tragedia de Esquilo “Los siete contra Tebas”. En el ella encontramos una batalla inminente, la resolución del conflicto entre los herederos de Edipo, un capítulo más en las desgracias que acompañan a los labdácidas. Siete caudillos de cada ejército, siete defensores de las siete puertas, siete atacantes, dos capitanes: Etéocles y Polinices. En esta estructura vemos claramente el pensamiento dialéctico, el agón y la posibilidad de tener dos equipos rivales de 7 jugadores, un picado entre dos facciones de un barrio, en el barro del potrero, de la cancha sin arcos, un partido a muerte súbita. Cuerpos agotados, violentados, trabados en la lucha por la pelota en el uno contra uno, un partido de fútbol que se asemeja a una danza o una pelea de boxeo. Acciones que ocurren en un espacio reducido, acciones que se empastan en el barro y en el deseo de la victoria, ¿qué están dispuestos a hacer? ¿por qué hacen lo que hacen y persisten en el intento?
La posibilidad, a su vez, de jugar con las reglas de la tragedia, cuándo respetarlas o romperlas. En la obra original nunca escuchamos a esos cuerpos hablar, lo que acontece de la batalla nos llega a través de los ojos de los espías, que relatan y comentan, ¿es posible darles voz? ¿o quedará relegada a algún relator aficionado? Otros elementos: el coro, la hinchada; el corifeo, el jefe de la barra brava. El apriete, las presiones. La voz colectiva del coro en las tribunas.
Se trata, entonces, como sugiere Zizek en el prólogo de su Antígona, de una “reescritura oportunista”, algo “propio de las culturas premodernas” que rompe con “la idea de fidelidad al original, una característica propia de la modernidad”. ¿Qué piezas podemos traer de aquella realidad pre-moderna y readaptar a nuestro presente? ¿Qué procedimientos y elementos trascienden el tiempo?
Así, se irá interpelando estas primeras imágenes, pequeñas situaciones e intuiciones buscando las voces, imágenes y las materialidades performáticas, plásticas, audiovisuales y coreográficas posibles para su realización. Asumiendo, por lo tanto, pasar del lenguaje de la imaginación, relegado al poder del lenguaje corriente, al de la realidad sensible inconforme con la mera significación y descripción de la acción. Esto último, en el sentido de poder profundizar un eje de trabajos anteriores: la presentación de lo real como posibilidad de producir diversas realidades y por ende, multiplicidad de lecturas y provocaciones.
Bibliografía:
Esquilo, (1998), Tragedias, Editorial Losada, Buenos Aires.
Nietzsche, F. (2010). El origen de la tragedia. Terramar ediciones.
Pavis, P., & de Toro, F. (2003). Diccionario del teatro: dramaturgia, estética, semiología. Barcelona: Paidós.
Rancière, J. (2013). Aisthesis: escenas del régimen estético del arte. Ediciones Manantial.
Zizek, S. (2017). Antigona. Ediciones Akal